jueves, 12 de junio de 2008

Refrescos una enfermedad comprada


Estas bebidas carbonatadas no sólo te engordan, sino causan daños severos a nuestros huesos y dientes, además de que nos hacen susceptible a enfermedades como las cardiovasculares, entre otras.

Con la vida agitada que día a día llevamos a consecuencia de este sistema económico, seguramente muchos de nosotros no tenemos tiempo suficiente para comer bien, en muchas ocasiones lo hacemos fuera de casa, por lo que nos resulta fácil consumir algunos alimentos ricos en grasas, de rápida preparación y bebidas carbonatadas o refrescos con gas.

Los refrescos se han vuelto parte de nuestra vida diaria, que hasta en nuestros mejores días de descanso se consumen, o cuando se celebra la vida, un cumpleaños, boda etc., en realidad son responsables de varias enfermedades que desgraciadamente pueden llevar a la muerte.

Pero es interesante que nos preguntáramos varias cosas:

¿Qué son los refrescos o bebidas carbonatadas?

Son compuestos de agua, anhídrido carbónico, azúcares o edulcorantes artificiales, agentes aromáticos y otros aditivos como la cafeína, el ácido fosfórico o el glutamato monosódico. Pero es importante recalcar que no contienen vitaminas, minerales, ni proteínas, las cuales son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Por lo tanto los refrescos no aportan ningún beneficio nutricional.

¿Bebidas inofensivas?

Cuando tomamos un refresco poco pensamos en las consecuencias que pueden traer estas bebidas; sin embargo a largo plazo, tienen consecuencias graves sobre todo por su alto contenido de azucares, como la obesidad que es un factor predisponente para desarrollar diabetes, hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares, además que causa déficit de calcio y hierro, lo cual puede producir osteoporosis o empeorarla, inhiben las secreciones biliares y alteran la flora bacteriana; te provocan estreñimiento; contribuyen a que tengas alguna afección cardíaca, problemas de memoria, trastornos musculares, caries, etc.

Para que te des cuenta de lo anterior, un refresco multiplica por seis el peligro de que padezcas obesidad. Y como este no suele consumirse solo, al combinarlo con alimentos poco saludables, como hamburguesas, papas fritas, etc., potencializa el riesgo de que engordes y con ello, acarrearte otros problemas.

Otro ejemplo de ello es que al tomar una lata de cualquier refresco es como si bebieras un vaso con tres o cuatro sobres de azúcar disueltos en ella.

¿Pero cuales son las sustancias que son dañinas de los refrescos?

Anhídrido carbónico: o mejor conocido como dióxido de carbono. Es un gas que aporta a las bebidas el efecto burbujeante, lo cual produce distensión del estómago y estimula la secreción de jugos gástricos. Lo que puede producir gastritis; además que tiene un nivel ácido muy fuerte que afecta el esmalte de tus dientes.

Azúcar: te roba vitaminas A y C, B1, B2 y B3, y al presentar un déficit de ellas, se originan distintos trastornos; por ejemplo: la falta de vitamina B1 puede producirte trastornos de la memoria, en el metabolismo de tu sistema nervioso y dificultad para procesar la glucosa; la carencia de vitamina B2 tiene como consecuencia trastornos de la respiración celular; un déficit de vitamina B3 afecta a la producción de energía, el buen estado de los tejidos y mucosas de tu sistema digestivo, a tu circulación y presión arterial, etc. Además con tanta azúcar, aparecen la caries; y, lo más importante, que consumas refrescos con gas azucarados, representa una causa de infarto, por encima de la ingesta de grasas.

Edulcorantes: en muchas bebidas, tienen el papel de sustituir al azúcar por los riesgos que ésta tiene sobre tu cuerpo y que ya leíste anteriormente. Sin embargo, también tienen un alto contenido energético con lo que te pueden producir diversos trastornos intestinales. Y, como dato interesante, son una de las sustancias que hacen que te vuelvas adicto a este tipo de bebidas.

Acidulantes: a ellos se debe el sabor ligeramente ácido que tienen los refrescos. Los más utilizados son el ácido cítrico y el ortofosfórico. Éstos, al igual que los azúcares, te roban minerales como el calcio, el hierro, el magnesio y el sodio, y tus huesos serán los más afectados.

Glutamato monosódico: llamado también “la nicotina de los alimentos”. Su función es impedir el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del apetito y hacer que tengas un hambre desesperada, lo que contribuye a tu problema de obesidad.

Cafeína: se trata de una sustancia sumamente poderosa y adictiva. En realidad no tiene otra función más que lograr que te hagas adicto a los refrescos. Sus efectos negativos son: náuseas y vómitos, ansiedad, temblores, dificultad para dormir, confusión mental, trastornos gástricos, entre otros.

Aunado a todo esto nos encontramos que los refrescos tienen un alto costo económico. Tan solo multipliquemos el costo de cada una de estas bebidas por el total que consumimos en una semana, al mes, al año. ¿Aún así cree usted que es poco dinero? Sumémosle el gasto que haremos para tratar de resarcir o curar los efectos nocivos de estas bebidas, como dietas, medicamentos para las enfermedades que hemos señalado, el tiempo que invertiremos en la consulta y la recuperación en el mejor de los casos.

Pero desgraciadamente debido a la enorme publicidad que las empresas han diseñado y que hacen llegar a todos los rincones de nuestro entorno, poco pensamos en los problemas antes mencionado; en ella vemos familias sonrientes, en eternas vacaciones, sin problemas económicos, ni de salud. Con nuestra gran falta de identidad nos vemos en la necesidad de consumir estos productos, con el afán inconsciente, de sentirnos dentro de los patrones de vida que nos han impuesto. Un una palabra también enferman nuestra mente.

Por todo lo comentado, la próxima vez que pidamos un refresco, bien vale la pena preguntarse si no hay otra alternativa de líquido que no cause tantos problemas, que por el contrario beneficien nuestra salud en lugar de acabar con ella.


Doctor Wilfrido Girón

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